Este blog va de libros y lecturas

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viernes, 9 de noviembre de 2007

CUENTOS DE AMOR, DE LOCURA Y DE MUERTE

Autor: Horacio Quiroga
Descripción: Palencia : Menoscuarto, 2004. - 291 p. ; 21 cm.

Argumento: Horacio Quiroga (1878-1937) se inició literariamente en la novela, descuella sin embargo en el cuento, género en el que habrá de dar obras maestras.
Cuentos de Amor, de Locura y de Muerte componen una de las primeras recopilaciones de relatos que Quiroga publicó. En ellos está ya toda su maestría como narrador y lo fundamental de su visión del mundo.
En estas páginas se encuentran unas cuantas de sus historias inolvidables y un buen puñado de personajes que se fijarán en la memoria del lector como si los hubiera frecuentado a lo largo de una voluminosa novela.
La vida de Quiroga fue una parábola trágica. Mató a un amigo accidentalmente, su primera mujer se suicidó a los pocos años de casados, fue abandonado por su segunda esposa, enfermó de cáncer y finalmente, no pudiendo lidiar con sus fantasmas, se suicidó.
Cuentos de amor, de locura y de muerte es el resultado de esa vida atormentada y es donde despliega todas sus dotes.
En estos cuentos, el misterio es amo y señor aunque siempre inmerso en situaciones cotidianas, lo que aumenta el impacto.
La locura y el amor se entrelazan de manera constante, para llevar indefectiblemente a la muerte. Sus relatos, cargados de una violencia implícita, producen una asfixiante tensión que sólo se ve liberada con el más imprevisto de los finales. El marco selvático y salvaje de la Misiones que él conoció, enmarcan sus historias.
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ENCUENTRO DEL DÍA 3 DE DICIEMBRE DE 2007
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» CONCLUSIONES:
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-Se aprecia que el autor tuvo que sufrido mucho en su vida
-Algunas palabras pueden resultar difíciles de entender
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» VALORACIÓN:
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-Positiva

16 comentarios:

Teresa dijo...

Un libro que daría para más de un encuentro. Quiroga me pareció extraordinario, redondo.

Daniela dijo...

Lamento no haber estado, pero a veces querer no es poder.
Respecto al libro comentado:
He leído tantas veces a Quiroga y lo leeré tantas más, pues siempre estoy encontrado matices nuevos en su lectura. Estos cuentos de amor de locura, como su titulo dice, y de muerte, no son otra cosa si no el reflejo de la esencia de Quiroga, su vida misma. Maravillosamente narrada y matizada entre el infortunio, la desesperanza y la demencia.
La inquietante trama de sus relatos no deja impasible, al contrario estremece tu temática al mismo tiempo que puede horrorizar.
A menudo pienso en todo lo que este autor nos hubiese podido aportar si su vivencia personal hubiese sido otra.
La edición fue un gusto, incluso la introducción al libro muy oportuna, para quien no conoce la biografía de Quiroga; y tiene así la oportunidad de entender su vida y de entender los por qué de su obra.

Teresa dijo...

Para mi el más enigmático ha sido "Los buques suicidantes". Daniela, tu que los has leido varias veces, dime tu opinion.

Anónimo dijo...

¿Como reaccionar, o mejor dicho, como situarse enfrente de estos cuentos de Quiroga? Esta es la pregunta que me he hecho leyendo la obra magnifica titulada Cuentos de amor de locura, y de muerte.

Situarme, es decir, sentir. Con lucidez y entendimiento.

Los cuentos de Horacio Quiroga son pequeñas obras de arte de uno de los mejores cuentistas del siglo XX que quiso hacernos vivir un momento extremo de una situación, de un personaje, de una vida. Si quiero situarme con lucidez y entendimiento en cada cuento, tengo ante y sobre todo que hacer el trabajo de vaciar mi mente de prejuicios, de habitudes mentales, de un querer analizar algo que siempre, después de todo, será una proyección mía. Si quiero sentir el cuento en su pureza tengo ante y sobre todo que vaciarme de proyecciones porque una proyección es una manera de alejarme del cuento, ya que proyectando hablo de mí, me olvido de lo que estoy leyendo, y pierdo una ocasión de apreciar en toda su pureza una obra.

Este tema de la interpretación de una obra me la ha propuesto, en cierta manera, el mismo Horacio Quiroga. En sus relatos, la mayoría de un horror mental, el lector tiene que hacer un esfuerzo para no evadirse de la situación. Es el arte del contador de agarrar el alma del lector. Si no aceptamos este reto, si empezamos a luchar mentalmente para huir de la propia realidad del cuento, si comenzamos a alejarnos de él inventando símbolos o interpretando personajes a partir de nuestra realidad, nos alejamos del mundo de Quiroga, de la realidad que él nos quiere hacer vivir, en un cuento. Pasaremos por alto este mundo casi surrealista que pintó el escritor con tanto arte y maestría. Pasaremos al lado de sus personajes sin sentirlos, límpidos y locos y poseídos de una locura humana. Pasaremos sin darnos cuenta del magnifico retrato de la condición humana que quiso ofrecernos con nitidez y simplicidad este cuentista tan trágico como fue Horacio Quiroga.


Lydia

Anónimo dijo...

Teresa, sobre el cuento de los buques...

El mundo de Quiroga es un mundo situado lejos de la razón. Su fuerza, la fuerza de estos cuentos, reside justamente en esta visión de un mundo sin fronteras ni razonamientos logicos.¿Como querer establecer reglas con algo tan libre como es la obsesión mental? ¿Por qué querer entender cientificamente un cuento como el de los buques? Lo interesante de este cuento es justamente este paso que el lector tiene que hacer para entrar en otra dimensión,una dimensión libre, la del escritor, un espacio sin definiciones cientificas dónde TODO ES POSIBLE. En el mundo de Quiroga el misterio es la gran clave, y aceptar este misterio es aceptar lo impensable, lo que justamente ocurre en este cuento de los buques...

Hay que dejarse llevar por la mano de Quiroga, a ciegas si quieres, y entonces podremos vivir plenamente su visión de un mundo loco, obsesivo e irracional.
Creo Teresa, y este es simplemente mi humilde punto de vista, que cuando más libres nos situemos enfrente de un cuento de Quiroga,o cualquier gran escritor, más podremos ¨entenderlo¨ o sentirlo, pero sentirlo desde la punta intima de nuestro corazón.

Teresa dijo...

Gracias Lydia por tu comentario. Ya hablamos de ello en el club. Te entiendo, se lo que quieres decir, pero a mi, quizás, como ocurre en el buque me atrae el hecho de que uno de ellos sencillamente no se tira por la borda. Digamos que yo soy un habitante de ese buque y en mi locura y desvario voy hacia Quiroga con una pregunta que es como un imán ¿por qué..? Esa pregunta también forma parte de la locura, de la obsesión, de la atracción fatal...Es otra manera de dejarse llevar por la lectura. Imaginate otro cuento. El lector obsesionado por el desconcierto que provoca una narración sin solución entra y participa de ella siendo arrastrado hacía una pregunta sin respuesta que lleva al borde o incluso al suicidio. La locura.
É uma brincadeira.
Seguiremos hablando.

Lydia dijo...

Teresa,
Es muy interesante lo que acabas de decir!Entrar en un cuento nos hace participes de él, nos transformamos en otro personaje de más en la trama. Me encanta esta idea de entrar en un cuento y de participar de esta manera, obsesiva y creativa.

Julio Cortazar utilizó este tema, en su novela Rayuela pero tambien en sus cuentos. Uno, es muy interesante. Se titula ¨Continuidad de los parques.¨ Si no lo tienes ya te daré la fotocopia del cuento la proxima vez que nos veamos.

Un abrazo,

Daniela dijo...

Este blog se está moviendo ¡que maravilla!, espero seamos más.
Me sumo a la opinión de Teresa, no se puede leer a un grande sin hacerse participe de su obra, sin darla vueltas en la mente hasta agotar el espíritu, preguntando los por qué de si misma, recorriendo los caminos insondables de su escritura.
Los buques suicidantes es uno de los cuentos de Quiroga, que más aristas tiene, las preguntas surgen espontáneamente en torno a el. Personalmente, creo que su autor nos pone frente a estas interrogantes con el propósito de hacernos reflexionar en torno a lo que llamamos juicio, normalidad, razón. Día a día nos suicidamos ante lo que llamamos nuestra obligación (o cualquier cosa que implique contradicción interna), luchamos como los marineros por zafarnos de la rutina, pero no somos capaces; mientras más en mente está una idea que nos produce rechazo, más nos acerca a la muerte, que no es una muerte real, si no un perdernos dentro de nosotros mismos. Como los marineros que arreglaban sus prendas y se componían la ropa antes de lanzarse a las aguas, apenas frunciendo el ceño frente a los constantes suicidios. ¿Quien se salva? El único que acepta su destino y no lucha.
¿En el ir y venir de los días, cuantas veces nos tiramos al agua?
Esto es lo que Quiroga me ha susurrado al oído, cuando me pierdo en sus letras. Por supuesto es una opinión muy personal. Es lo bueno de las letras, no tienen por que susurrar igual.
Besos

Lydia dijo...

Vale, vale, yo tambien estoy de acuerdo que cada lector ¨escribe¨ el libro que está leyendo, a esto no me refiero cuando digo que hay que leer sin prejuicios ni ideas preconcevidas. Podemos encontrar miles y miles de simbolismos a cada lectura, de ahí la profundidad de este autor como es Quiroga. El buque simboliza la vida, o un cuerpo, los marineros nuestros impulsos, nuestras experiencias... Cada uno puede encontrar sus propios simbolos, o metaforas o interpretaciones. La pregunta es: Para tí, Teresa, ¿que sientes cuando lees este cuento de los buques? No busques la respuesta en otra cosa que en tí misma. Esto es lo que quería decir, y en tí encontraras una tapicería llena de exploraciones sobre el cuento. No definamos un cuento a partir de analisis exteriores, o de resumenes de grandes especialistas de la literatura. El cuento tiene su propria vida, su espesura y su latido interno y solo quiere que entramos en él y nos dejemos poseer por la historia. Y que vivamos esta historia a partir de nuestra vida ahora, en este momento de nuestra lectura.

Lo que quiero decir es sobretodo esto: yo cuando leo un cuento, o un a novela, procuro no analizarla con la mente, más bien procuro vivirla desde otro lugar que no sea mi mente. Desde este otro lugar la vivencia (o la lectura) de la novela, o del cuento, me llega con más fuerza, y puedo entonces aplicarla o verme en ella o simplemente vivirla por lo que es.

Bueno, yo creo que para esto estamos en un club de lectura, para reflexionar sobre este acto tan extraordinario que es el leer.

Un abrazo a todas!

Teresa dijo...

¡Caramba con la pregunta!, lo que está dando de sí. Daniela propone que todos al luchar contra nuestro destino nos tiramos por la borda, mientras el que no se resiste, digamos que vence. Cuando estás en el agua, en un remolino, si no quieres hundirte no debes hacer fuerza, igual que cuando nadas, para flotar, no luches. También en el yoga se gira entorno a esa idea. Podría discutirse estoy de acuerdo. Pero creo que Quiroga tampoco deja eso claro. Lo que dice Lydia, lo entiendo perfectamente y estoy de acuerdo. Los libros se leen desde dentro de nosotros mismos, desde un lugar que no es sólo la cabeza. Evidentemente estamos que es mucho más que un análisis formal y literario. Es algo interior, individual de cada uno con el escritor, es un diálogo íntimo y necesario que nos hace crecer porque sobre todo al dialogar con el otro nos vamos conociendo y reconociendo a nosotros mismos.
Seguiremos hablando del tema chicas.

Lydia dijo...

ES que tu pregunta, Teresa, es una pregunta de una profundidad extrema, ya que trata sobre la relación que el lector tiene con la historia que lee. Todo grupo que participa en un club de lectura tendría que hacerse esta pregunta tan importante. Y ademñas, por que leemos? Que nos aporta la lectura? Que relación tenemos con lo que leemos? Cada lector tiene su propria historia, su propio camino. Lo bonito son las diferencias de prespectiva al leer.

Y estoy enteramente de acuerdo contigo, se trata de un dialogo cuando uno lee. A veces este dialogo es facil, nos encontramos con un escritor que quiere dialogar, otras veces no. Esto tambien podria llevar a debate. Hay escritores que no dejan espacio al lector. Hay que te dan cariño, otros te dan fuerza y energía. Y es como todo encuentro con alguien, a veces hay química, otras veces no.

Que son los libros para nosotros? Amigos? Que buscamos en ellos?

Daniela dijo...

Teresa querida, de toda mi respuesta te has quedado con lo menos importante. Lo más importante era, el susurro de las letras, el perderse en los brazos o en los abrazos de su autor y dejar que aflore el sentir, y esto último me deja en concordancia con Lydia cuando nos invita a preguntarnos ¿Qué buscamos al leer? En mi caso siempre espero un ENCUENTRO (con todos los matices que esto pueda acarrear), si es posible un encuentro amoroso y excitante, que me invite al debate y al análisis. Evito los encuentros superfluos que me sumergen en el vacío, aún cuando estén llenos de adornos y de trofeos.
Lydia, me resulta antagónica tu respuesta al decir textual: “Si no aceptamos este reto, si empezamos a luchar mentalmente para huir de la propia realidad del cuento, si comenzamos a alejarnos de él inventando símbolos o interpretando personajes a partir de nuestra realidad, nos alejamos del mundo de Quiroga, de la realidad que él nos quiere hacer vivir, en un cuento”, y luego dices: “Entrar en un cuento nos hace participes de él, nos transformamos en otro personaje de más en la trama”.
Creo, y es una visión muy personal, que una de las razones por la cual la “lectura libera” es que en relación a ella puedes sentirte absolutamente libre de hacer lo que quieras. Sumergirte en la narración, ser participe ya sea de la mano del autor o de tu propio impulso creador. No hay límites para la persona que lee. Y los mejores autores son precisamente aquellos que te invitan a jugar en sus letras creando universos nuevos, el autor que te introduce en su mente y te pide que la explores, que recorras sus parajes, incluso que te “pierdas” en sus caminos, ese siempre será un grande en tu vida. Jamás he sentido que Quiroga, se límite a ser lo que está escrito, creo que es uno de los autores con más juego mental a posteriori, su lectura es re- creativa, es maleable y elástica, detallada hasta el desgarro con propósito… y los 12 comentarios de este blog, dan cuenta de ello. Quiroga siempre invita a más.
Un abrazo,

Teresa dijo...

Daniela; te he entendido. El problema de hablar escribiendo es que siempre lo hago rapidamente y vuestra respuesta no es inmediata y se cuando escribo estás líneas que no digo todo lo que necesito expresar. Para mi la lectura es un dialogo con alguien que me ayuda escudriñar en mi interior. Esto también habría que matizarlo. Entiendo lo del "susurro de las letras". Tengo escrito un texto que se título "la llamada de Virginia", viene a decir lo mismo que dices tú sobre el susurro del autor a tu oido.

Lydia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Lydia dijo...

(Habian errores en mi entrada, por esto la suprimí.)

Daniela, lo que quiero decir, y quizas me expresé mal, es que a priori, cuando leo, procuro no llevar conmigo ideas pre-concevidas, esterotipos, procuro en una palabra vaciarme de mi mente. Ya sabes que la mente es ego,ante y sobre todo, y pensamientos de todo tipo. La mente nunca para de pensar, es su trabajo vale. Pero veamos: la lectura, para mí y hablo de algo personal, es como la meditación. Meditar es calmar la mente, simplemente. No puedes vaciar tu mente, esto es un tópico, pero si calmarla y calmándola puedes entonces entrar en lo que se llama ¨el presente¨, en el ahora. Lo mismo cuando uno hace Yoga. Hay que vivir el momento presente. Si queremos adentrarnos enteramente en un relato o novela, estemos presentes y esto no quiere decir sin ideas, sin emociones. Es otro tópico el pensar que cuando uno lee uno se aleja de la realidad, pero nosotras sabemos que no esto. Leer es un viaje interior. ¿Pero como hacer de este viaje algo que nos haga crecer, que nos alimente, nos reconforte? Estando presente. Es esta la matiz que seguramente no expresé claramente el otro día. Estando presente aprecio un cuento de Quiroga en toda su fuerza, con las miles de puertas que me pueda abrir para el entendimiento. Presente, sin pensamientos del ego o del miedo o de lo que sea, disfruto de Quiroga, de su mundo, de su realidad que entra en la mia para susurrarme, como dices, su mundo que abre el mio. Una comunicación, un dialogo entonces es posible. Estoy presente, es decir, estoy abierta, en silencio para captar a la vez la realidad de lo que leo y mi realidad.

Cuando comunicas con alguien y estas proyectando, no escuchas. Sigues en tu mundo, en tus ideas, en tus fobias, en tu ego, en tu egocentrismo. No escuchas, no te abres al otro. Esto es muy corriente, ya lo sabeis. Si quiero dialogar necesito hacer este espacio de silencio en mí, y entonces podré escuchar. Lo mismo con la lectura. Escuchemos en este espacio de silencio.

Un beso,

Daniela dijo...

Hoy me encontré por casualidad con Lydia, nos saludamos alegremente y nos hicimos algunas preguntas respecto al blog, después de considerar que es fantástico que se esté moviendo.
Una de ellas fue ¿por qué no participa más gente en los comentarios? no es que no sea grato dialogar con Teresa y Lydia, que lo es y mucho, pero somos muchos y muchas en el club. Proponemos está pregunta para la próxima sesión.
Teresa, sabes que desde hace tiempo tengo verdadero interés por leer tus relatos y mira hemos coincidido en el tema, yo también tengo uno que tiene como base este “susurro”, se llama “Escondite”, a ver si quedamos un día y compartimos.
Lydia, entiendo perfectamente tus palabras y por supuesto estoy de acuerdo contigo en esta especie de abstracción mental que al final termina siendo una suma en el texto.
Al final, ya sea en un encuentro o en un dialogo o en un compartir, el/la autor/a nos invita a viajar en sus letras. Luego ya podremos encontrarnos aquí para ver que clase de viaje ha sido.
Besos


Frase del mes

Alguna vez a lo largo de la vida, quizá ya de mayores, rebuscando en la despensa, un aroma regresa a nosotros y entonces reverdecen los recuerdos de aquel tiempo primitivo. La melodía que hace llorar a la anciana. El dolor que nos une. Quién ha perdido un hijo los ha perdido a todos.
Jesús Carrasco " La tierra que pisamos"