Este blog va de libros y lecturas

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viernes, 31 de octubre de 2008

LOS GIRASOLES CIEGOS

Autor: Alberto Méndez
Descripción: Barcelona: Anagrama, 2007. - 16ª ed. - 155 p.
Argumento: Este libro es el regreso a las historias reales de la posguerra que contaron en voz baja narradores que no querían contar cuentos sino hablar de sus amigos, de sus familiares desaparecidos, de ausencias irreparables.
Son historias de los tiempos del silencio, cuando daba miedo que alguien supiera que sabías. Cuatro historias, sutilmente engarzadas entre sí, contadas desde el mismo lenguaje pero con los estilos propios de narradores distintos que van perfilando la verdadera protagonista de esta narración: la derrota.
Un capitán del ejército de Franco que, el mismo día de la Victoria, renuncia a ganar la guerra; un niño poeta que huye asustado con su compañera niña embarazada y vive una historia vertinosa de madurez y muerte en el breve plazo de unos meses; un preso en la carcel de Porlier que se niega a vivir en la impostura para que el verdugo pueda ser calificado de verdugo; por último, un diácono rijoso que enmascara su lascivia tras el fascismo apostólico que reclama la sangre purificadora del vencido.
Todo lo que se narra en el este libro es verdad, pero nada de lo que se cuenta es cierto, porque la certidumbre necesita aquiescencia y la aquiescencia necesita la estadística. Fueron tantos los horrores que, al final, todos los miedos, todos los sufrimientos, todos los dramas, sólo tienen en común una cosa: los muertos. Pero los muertos de nuestra posguerra ya están resueltos en cifras oficiales, aunque ya es hora de que empecemos a recordar lo que sabemos. Éste es el primer ajuste de cuentas de Alberto Méndez con su memoria y lo hace emboscado en un flagrante intento de hacerlo desde la literatura.

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ENCUENTRO 20 de NOVIEMBRE
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Comenzó el encuentro con la lectura del prólogo de la obra, por la compañera Rosi.
A continuación se comentó la obra.

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Daniela y Luis,bravo por la iniciativa del análisis literario.

Anónimo dijo...

He entrado en el Club de lectura de la biblioteca Carlos III de Madrid. La página me ha gustado. Han leido este libro y en el análisis dicen cosas de las cuales nosotros también estuvimos hablando.
Teresa, el coordinador hace un comentario sobre el autor y lo vincula, en cierto sentido, con Juan Rulfo, en el mismo sentido que tu decías el otro día.
Lo podeis encontrar en:
www.ucm.es/ucm/serv/BIB/GRAL/CLUBLECTURA/argumento.htm

Anónimo dijo...

Ha salido mal la dirección. Bueno también podeis entrar si poneis: club de lectura de leganés.

Daniela dijo...

Gracias Adela: Yo he visitado varias veces ese blog y es bastante bueno ¿te fijaste en el análisis del libro? ¿Crees que deberíamos publicar los nuestros también?
Vagando también por internet, encontré en la página de Hislibris, una polémica interesante suscitada por este libro en torno a la lectura positiva (aquella que nos entretiene y nos deja un buen sabor de boca) o este tipo de lecturas realistas (¿sería triste decir negativa verdad?) que nos encara y nos asombra con su crudeza.
Les dejo el enlace, los comentarios son muy interesantes.

http://www.hislibris.com/?p=317

Cariños a todas.

Teresa dijo...

No debemos hablar de positiva o negativa,(se perfectamente que no es esa la idea, Daniela). Un libro es una propuesta o la necesidad del que escribe por decir algo, después ese algo llega en el momento oportuno al lector o no, pero no hay otra connotación. Incluso yo diría, creo que ya lo he dicho en otro comentario, que es el libro quien te busca, lo que nosotros hacemos en el club de lectura es forzar la máquina, pues leemos los libros que nos mandan sin que ellos previamente nos hayan buscado, la llamada de los libros hacía un lector es algo mágico. ¡ojo! no quiero decir que en el club, por aquello de leer lo que viene dado, no haya magia. Hay, en muchos casos, magia colateral. Ejemplo, Daniel Pennac, A.D.Neel, "Cómo agua para chocolate", Etc.
Ya hablamos.

Daniela dijo...

Teresa, tienes razón en lo que dices, y la frase “la llamada de los libros” me resulta genial. Ya sea nos busquen o les encontremos, ya sea nos llamen o seamos nosotras quienes les llamemos por su nombre, siempre está la posibilidad de tener un encuentro y este puede ser un arcoíris de posibilidades, lo importante es estar para ese encuentro.
Respecto al debate en Hislibris, creo que surge, más allá de los propios libros. Creo que las personas son sensibles a ciertas lecturas porque despiertan en ellas temores, dolores, angustias…y no debe resultar grato recordar aquello que se quiere olvidar o ni siquiera nombrar. Supongo que es un escudo, no por preferir livianamente, más bien por negarse cualquier dolor…, cosa que me parece absolutamente aceptable. Como dice Pennac, “el derecho a leer lo que se me da la gana”
Hablando de él, me ha gustado mucho, creo que será una lectura indispensable.
A ver si miras la página que recomendó Adela y nos cuentas que te ha parecido.
Cariños a todas.

Anónimo dijo...

Creo que al señor Pennac nos lo vamos a tener que leer unos cuantos por lo que veo. Parece interesante para quienes lo habeis leído. Así es que ya sabeis chicas, pasarlo cuando acabeis de leerlo.

Pues sí que es cierto que los libros nos eligen y hay veces que dices cómo es posible que este libro aparezca en este momento personal y me aporte justo lo que necesitaba. Este año, duro para mí, me ha ocurrido esto que os cuento pero de una forma sorprendente. Es el milagro de la lectura, y de los libros. Y benditos y maravillosos los momentos que nos hacen pasar.
También es cierto que no siempre acertamos.

Por supuesto que la lecturas como los girasoles ciegos hacen que uno tenga sentimientos de todo tipo y te lleve , por decirlo de alguna forma, a sentirte incómoda, intranquila, cabreada ... Pero pienso que estos sentimientos son necesarios gracias a la lectura y al conocimiento de actos que son reales y no podemos olvidar.

Hasta pronto chicas.

Pili

Daniela dijo...

De acuerdo contigo Pili, en lo que se refiere a la memoria histórica. Hay situaciones que por mucho que duela recordarlas no se deben ignorar, pues siempre está el riesgo de tropezar con la misma piedra.
Y volviendo a Los girasoles ciegos y al primer cuento, o Si el corazón pensara dejaría de latir, que en lo personal es el que más me gustó. Me permito copiar un trozo del libro que tiene una gran belleza en su forma y que reafirma la idea que personalmente tengo respecto a la guerra, sea esta de la índole que sea.
“La violencia y el dolor, la rabia y la debilidad, se amalgaman con el tiempo en una religión de supervivientes, en un ritual de esperas donde entonan la misma salmodia el que mata y el que muere, la víctima y su verdugo; ya sólo se habla la lengua de la espada o el idioma de la herida”
En el segundo cuento, Manuscrito encontrado en el olvido, que creo, es el que despierta las sensibilidades dormidas tal vez porque se hacen presentes en el los dos bastiones de nuestra existencia, la muerte y la vida y nos dejan como espectadores impotentes ante el ineludible final. Tengo una tendencia al optimismo que no sé muy bien de donde me ha salido, pero incluso quedando gotas, yo soy capaz de ver el vaso medio lleno (eso sin duda me sirve en cada segundo de mi vida), pues en este cuento el momento de la narración que me hice temblar el mentón, lagrimear un poco los ojos, y tragar saliva, fue cuando el padre…mejor lo transcribo
“(el resto de la página, con una caligrafía mucho más cuidada que lo escrito hasta el momento, casi primorosa, repite “Rafael”, “Rafael”, “Rafael” hasta sesenta y tres veces. La R de Rafael es siempre una floritura vertical a la que envuelve un trazo panzudo que comienza en la izquierda, asciende por encima y se hincha en la derecha describiendo una curva que se junta al trazo vertical más o menos a media altura para volver a separase de él como una falda almidonada y desvanecerse hacia abajo en un rasgo que se pierde. Es una R inglesa y gótica al mismo tiempo)”
Cuando la vida no nos da tiempo, nos regala símbolos de amor, y eso colma de vida, incluso la muerte.
Aquí termino. Mañana más.
Cariños a todas.

Teresa dijo...

Escribo sentada en la biblioteca de la Academia de las Ciencias de Lisboa, yo siempre en una biblioteca.
Soy pesimista, no en todo, pero en general con respecto a la historia y a la humanidad, si. Se debe conocer lo que pasó, ya se sabe, las nuevas generaciones deben saberlo pero para hacer borrón y cuenta nueva, no para que los nietos de los que lo sufrieron en sus propias carnes se lien a venganzas. Las aguas pasadas, a veces, mueven molinos, sobre todo si coinciden con intereses presentes. Cuando oigo los jóvenes, que ya de por sí son excitables, hay que ponerles las cosas frias.
Por otra parte el libro me parece estupendo. A mi personalmente no me gusta el tema de la guerra civil, ni siquiera cuando no entendía demasiado y había que estudiarlo. A veces reflexiono sobre ello pero no me gusta. Me gusta hablar de Noruega, de las tierras prometidas, de las tierras míticas..."del norte, donde la gente es rica y culta".
Besos, seguiremos hablando.

Daniela dijo...

Teresa, cada vez me convenzo más de que todo depende del ojo que lo mira.
Cuando yo estaba al otro lado del charco, la tierra prometida era tu tierra, la riqueza y la cultura eran una realidad en la península ibérica y ya ves, tú miras más al norte aún.
Cariños siempre.
P.D.: ¿Qué tal llevas el análisis de como agua para chocolate?

Daniela dijo...

¿Recuerdan que durante la última reunión comentamos que en estos cuatro cuentos de derrotas había una victoria? Es un triunfo doblez, de esos en los que no se sabe bien cual cara es más oscura, más funesta, más vacía. Pero es el triunfo de la verdad. No tiene más mérito que ese. El decir exactamente lo que es, sin miedo alguno, aunque de ello penda la vida. Debe ser un triunfo glorioso, sentir que la muerte pasa a ser apenas el resultado de una acción premeditada. No es suicidio, es tener en poder de la vida en las manos y utilizarlo, para gloria propia. Acertando con lengua propia miles de dagas al enemigo y sentir tal vez por unos segundos que el verbo hace justicia y que el victimario es ahora más ínfimo que su humanidad. Juan Senra que mata y muere por la verdad.
“Todo fue como un fulgor, una sacudida que congeló el aliento del coronel Eymar y de su esposa. Escucharon aquel fugaz retrato de su hijo trazado con unos colores que identificaron inmediatamente como los colores de la verdad. Nadie miente para morir.”
Este es el triunfo de Juan Senra en el Idioma de los muertos.

He pensado mucho en el cuarto cuento, Los girasoles ciegos. La muerte de Ricardo, esta derrota de la vida, ¿pero qué vida? Se suicidan los vivos, no los muertos que caminan. ¡Hay tantas formas de dejar de vivir sin irse del cuepo, sin irse de este mundo!
“Ahora ya no sé lo que recuerdo, porque aunque veo a mi padre sentado a horcajadas en el alféizar de una de las ventanas del pasillo, aunque lo oigo despedirse de nosotros con una voz dulce y serena, mi madre dice que se arrojo al vacío sin pronunciar una palabra.”

Teresa dijo...

La frase "..el norte donde la gente es rica y culta..." no es mía, es de un autor catalán. Quizás las tierras prometidas y míticas deban quedar protegidas por la nebulosa de los sueños, probablemente no sean tierras que soporten enfrentarse a la realidad, no lo sé. A ti, Daniela, qué te parece. Es esta tierra prometida tan rica y tan culta como imaginabas¿?. El otro día vimos la película "Un franco 14 pesetas", la tierra prometida de los españoles era Suiza entonces. Esa película daría también para charlar.
Dices que se suicidan los vivos no los muertos andantes, a mi me gusta siempre decir que se suicidan los deprimidos o los enfermos por depresión. No me gustan los gestos en los que se desprecia la vida y siempre son una derrota. Aunque también sea una tentación.

Daniela dijo...

Veamos Teresa: Desde luego no he venido a la tierra prometida, pero porque mi visión jamás ha sido la búsqueda de esta. Todas las tierras son buenas y malas, la polaridad está presente en nuestra vida sin duda alguna, aquí y allá siempre habrá pros y contras, siempre habrá de todo un poco. Pero esa Tierra, sin duda puede ser el lugar en donde cada cual se sienta especial, se sienta a gusto, se sienta feliz, por decirlo de algún modo. Más al norte, más al sur es una cuestión de visión y de vivencia. ¡Por cierto! A mí, me gusta esta tierra.
Respecto a los muertos vivos, tal vez cruzar la fina línea que separa la vida de la muerte, sea un acto de desquicio para aquell@s que no habitamos en esas profundidades de la mente de manera tan tortuosa, pero sin duda hay algunas personas que escapan a esa descripción y esas son la mayor parte de los personajes de Girasoles ciegos. Hay momentos en la existencia de una persona, en que la vida se torna insostenible y si ya se le ha despojado de todo lo que se pueda considerar propio de humanidad, lo mínimo que le queda es el poder de decidir si sigue o hasta ahí llega. A mí me gustaría gozar de ese derecho y no ser juzgada ni de loca ni de enferma. Esto Teresa no es un pensamiento gratuito, me ha costado mucho llegar a el y uno de los caminos fue leyendo la biografía de Salvador Allende (¡Hay tantos ejemplos a lo largo de la historia!)
Con esto no quiero decir que no valorice la vida y que no crea que luchar por ella sea justo y necesario, solo digo que en la guerra, la vida ha perdido su valor y todas y todos los que caminan por ella, están ya un poco muertos.Si hay fortuna,tal vez puedan resucitar.
Tomo nota de tus recomendaciones, lo del cine, me parece genial.

Teresa dijo...

¡Cuanta razón tienes, Daniela!, demasiada. Algunos comentarios, a veces, no son tanto sobre los libros o las ideas que en ellas aparecen, sino más bien un estado de ánimo en el que nos encontramos en el momento, y mi reflexión estaba más fundada en mi propio estado de ánimo que en la propia novela. ¡sorry!
Besos

Daniela dijo...

en la web de rebelión, encontré esta serie de poemas de guerra, dedicados a la guerra civil española. Este me sacó lágrimas, pero también me dío alagría, porque si bien la guerra es fruto del hombre, la paz, tiene brazos de mujer (sin ser sexista).
El resto de poemas pueden verlos en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=73530

Pájaros negros


Noche de pena en la noche

elocuente de silencio;

noche de pena vestida

con pena de manto negro.

La ciudad toda tapada

con las sombras del recelo

es una sombra de sombras

acechando en el acecho;

entre tanto aquella madre

abrazada a su pequeño,

lo mece en la dulce cuna

de sus dos brazos morenos.

Y el niño... ¿Qué sueña el niño

envuelto en calor de pecho,

mecido por dulces brazos,

besado por labios buenos?

¡Qué tranquilo que está el niño,

duerme que duerme durmiendo!

¿Y qué ha pasado en la noche

que se han roto los silencios?

¡Cuidado, madre, cuidado,

que graznan pájaros negros

llevando latir de muerte

en el corazón de hierro!

¡Ten cuidado, madrecita,

y abraza fuerte al pequeño,

que se ha rasgado la noche

con llamaradas de incendio

y una lluvia de explosiones

asesina los silencios!

Pero la madre callada

sólo tiene un pensamiento:

que el niño no despierte,

que no se asuste el pequeño,

que siga tranquilo el niño

duerme que duerme durmiendo.

Preciosa carga que lleva

entre sus brazos morenos

la madre que silenciosa

cruza la calle corriendo.

Y desde el refugio oye

como los pájaros negros

rugen rabia de metralla

sobre la ciudad en sueño;

la ciudad llena de niños,

de mujeres y de viejos:

la Guerra, según la entienden

los asesinos del pueblo;

los que se dijeron hijos

de España, pero mintieron,

que nadie clava a una madre

los puñales traicioneros.

Tú bien sabes, madrecita,

abrazada a tu pequeño,

quienes amamos a España

y cómo la defendemos,

¡ay, mujer, con toda el alma!

¡ay, mujer, con todo el cuerpo!

Lo mismo que tú, lo sabe

tu valiente compañero

que allá en un frente lejano

virilmente pone el pecho

con muralla invencible

ante los traidores esos

que, al grito de «¡Arriba España!»

a España la están hundiendo.

Tú bien sabes, madrecita,

y sabe tu compañero

que luchamos por tu hijo,

por el mío, porque ellos,

los niños de nuestra España,

los niños del mundo entero,

tengan un bello futuro,

vivan en un mundo nuevo

y sabiendo que nosotros

supimos luchar por ellos,

¡ay, mujer, con toda el alma!

¡ay, mujer, con todo el cuerpo!

Por eso tú, madrecita,

que sabes que venceremos,

sin miedo a nada ni a nadie

abraza fuerte al pequeño,

mécelo en la dulce cuna

de tus dos brazos morenos...





—Anónimo,

marzo de 1938

(NOTA de CdeVH: Con el nombre de «pájaros negros» eran conocidos los aviones de la Legión Cóndor alemana que estaban integrados en las fuerzas aéreas nacionalistas. La extensión a todos los aparatos fascistas está marcada por los sistemáticos bombardeos que éstos realizaron contra ciudades, pueblos y población civil).

Teresa dijo...

Hay algo verdaderamente revolucionario que no se ha hecho jamas,la huelga de guerra. Si, parece una tontería pero si un día amanece en la guerra y todos han desertado, todos, de todos los bandos, y no queda nadie, todos lo fusiles tirados en la calle ¿qué pasaría?. Las guerra las empiezan los que tienen fuertes intereses, no el pueblo, intereses económicos, políticos, de poder... y después tienen que ejecutarla los braceros, el pueblo, pero también un día sería posible que el pueblo no se dejara embaucar, desertara. ¿Qué pasaría?

Daniela dijo...

Una brisa de paz tocaría el rostro de todas y todos, florecerían sonrisas, cantaríamos himnos de sabiduría y seriamos por primera vez en la historia de la humanidad, hijos del mañana.
Un sueño...que bien podríamos realizar


Frase del mes

Alguna vez a lo largo de la vida, quizá ya de mayores, rebuscando en la despensa, un aroma regresa a nosotros y entonces reverdecen los recuerdos de aquel tiempo primitivo. La melodía que hace llorar a la anciana. El dolor que nos une. Quién ha perdido un hijo los ha perdido a todos.
Jesús Carrasco " La tierra que pisamos"