El Instituto Cervantes nos presenta una obra prologada por
Harold Bloom, en la que reúne a nueve autores de diversos puntos del planeta,
quienes serán los encargados de darnos su visión de la obra. A través de sus
puntos de vista nos acercaremos a un Quijote conocido en algunos casos y a un
completo desconocido en otros.
6 comentarios:
A la pregunta con que inicia Harold Bloom su prologo de Don Quijote alrededor del mundo y que luego nos repetía Luisi durante nuestra celebración del día del libro (Pondré una entrada aparte, con las respectivas fotografías. La estoy preparando), fue jocoso el escuchar que ninguna se llevaría al Quijote y no porque no sea uno de los libros más reconocidos literariamente o queridos; más bien por el hecho de que contamos en estos días con un abanico tan amplio de lecturas donde elegir, con la posibilidad (decían algunas) de llevarse un E-book con 3.000 ejemplares o simplemente llevarse algo que no vaya más allá de distraer las duras horas de soledad en la isla.
Tampoco se llevarían la Biblia y sobre Shakespeare ni hablemos.
Esto nos pone en una mala situación en cuanto al gusto de cierto ambiente muy ilustrado literariamente, pero volviendo a la isla desierta, yo no podría parar en una sin un ejemplar de Demian de Hesse, o de Residencia en la tierra de Neruda y ya que son sólo tres, con el corazón compungido dejo a Galeano y me llevo al Principito.
¿Y vosotras?
Confieso que cuando pedí este libro me imaginé muchas otras cosas, menos aquello que llegó (Una experiencia más para leer los libros antes de pedirlos).
Supongo que el Instituto Cervantes tendrá sus razones más que validas para convocar a tan selecto grupo de autores para hablar del Quijote, pero yo en mi inocencia, que por lo visto aún tengo, esperaba otra cosa.
No quiero empañar los dichos de la Señora Margaret Atwood que se limita a presentar al Hidalgo casi como una pieza de opera; pero esperaba, ya que de una obra maestra hablamos, al menos una opinión más personal o realmente reflexiva sobre el papel de este personaje mundialmente conocido y por qué no decirlo, imitado.
Sólo en un punto de vista estoy de acuerdo con la señora Margaret: cuando dice que el Quijote se convierte en quien lo lee (yo agregaría, y viceversa). Más, sólo esta opinión no basta y su argumento para mí gusto es muy pobre.
Y dicho esto, abrazos para todas y no olviden comentar.
Para muchas de nosotras uno de los mejores aportes al libro es del escritor marroquí Tahar Ben Jelloun. Interesante en rescate que se hace del Teatro Cervantes de Tánger, caído en desgracia por cierto, ante la visita del mismo Cervantes a la ciudad.
Como no tengo el libro a mano, no puedo reescribir las palabras maravillosas que el autor dedica a los libros en su visita al teatro (pero las leí, en la reunión), no obstante me ha dejado este autor, con la sensación de que se puede iniciar cualquier obra quijotesca en estos días, movidos por la energía mágica de un relato o movidos por la imperiosa necesidad precisamente, de movernos. También rescato el toque sutil a la inmortalidad del autor de la obra, con la que por supuesto estoy de acuerdo.
Amigas blogueras, sigo sin poder rescatar las fotografías de mi móvil (el bluetooth no me va), así es que paciencia.
Abrazos blogueros y no olviden decir algo de vez en cuando, aunque no sea del libro en cuestión.
Hola amigas blogueras:
Tenía un poco olvidado a Don Quijote y su continuo pasar por el mundo, pero retomé mis apuntes y algo de mis recuerdos y empecé a indagar en Internet sobre Don Quijote alrededor del mundo y me encontré con algo que me sorprendió mucho.
Fue a partir de las afirmaciones que hace Peter Esterházy, autor húngaro, que dice: Don Quijote “se perfila con claridad en las características de una dictadura, porque Don quijote es libertad y la dictadura es falta de libertad”. Pues a raíz de estos dichos, encontré que un académico del Instituto Cervantes, Jorge Urrutia, en el acto de presentación del libro, dijo que en Chile Pinochet había prohibido la lectura de “El Quijote”.
Para bien o para mal, mis años de niñez, adolescencia y juventud las pasé con Pinochet en el poder y puedo afirmar que jamás tuve noticia de este hecho, ni de palabra, ni de acto. Mas bien, El Quijote era (sigue siendo) lectura obligatoria para 3º de enseñanza media (1º de Bachillerato exactamente) y habíamos quienes empezábamos su lectura mucho antes, pues Cervantes era y me atrevo a decir que sigue siendo un autor de culto entre los docentes chilenos. Pero las andanzas de El Quijote en Chile no se limitaban a la lectura estudiantil, también eran cercanas al pueblo a través de excelentes representaciones teatrales, de películas emitidas en televisión, de ensayos más o menos interesantes que se publicaban o no (y seguro eso no ha cambiado mucho), de poesía, dibujo, pintura, música… las artes unidas para continuar aplanando el camino a la eternidad de esta obra.
Si alguna vez Pinochet prohibió su lectura, resulta un placer descubrir que poco caso se le hizo, si es que se le hizo algún caso…tal vez el señor Urrutia equivocó la información y El Quijote en realidad era lectura prohibida para Pinochet (cosa que evidencia su falta de respeto a la libertad).
Blogueras, como siempre un placer.
Hola blogueras, he subido las fotografías a la web, aunque están algo borrosas (lo siento, pero mi móvil no da para más), no obstante si las ven en la presentación no se nota demasiado (para otra ocasión, por favor llevad cámaras fotográficas).
Abrazos.
No tengo excusa. He perdido mis apuntes y sin ellos poco puedo decir, al menos del libro en cuestión, pero puedo decir algo más respecto al caballero de la triste figura.
Hace unos días, disfrutando de una velada con apreciados amigos y amigas, apareció el caballero en otra de sus muchas andanzas por el mundo. Esta vez acompañado de la buena mesa: llámese a esto buen vino y buen queso (al menos para mí), y de quesos es que comentaré, pues uno de los amigos empezó por hacer un fiel recordatorio de las delicias al paladar que ofrece el queso de Tronchón, del que seguramente ustedes habrán oído hablar y también habrán degustado (reconozco que no he tenido el placer, pero gracias a esta alusión es que lo apunto como tarea pendiente) y claro, como era de esperar el queso venía acompañado del Quijote o a la inversa, el asunto es que una noche de primavera del 2012, fresca, agradable, en buena compañía y buena conversación, El Quijote cabalgaba por este mundo en el recuerdo de los presentes, no luchando contra molinos, pero sí rebanando un trozo de queso de Tronchón.
“Si vuesa merced quiere un traguito, aunque caliente, puro, aquí llevo una calabaza llena de lo caro, con no sé cuantas rajitas de queso de Tronchón, que servirán de llamativo y despertador de la sed, si acaso está durmiendo.....Riose el lacayo, desenvainó su calabaza, desalforjó sus rajas, y sacando un panecillo, él y Sancho se sentaron sobre la yerba verde, y en buena paz y compaña despabilaron y dieron fondo con todo el repuesto de las alforjas, con tan buenos alientos, que lamieron el pliego de las cartas, solo porque olía a queso”.
SEGUNDA PARTE.- CAPITULO LXVI
Abrazos blogueros.
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